Novedades editoriales

31 de diciembre de 2012

El arte del mueble


Para comprender el arte del mueble en el Antiguo Egipto, hay que entender su pensamiento, un pensamiento y una realidad estrechamente relacionada con el mundo de la religión.

Conforme a este pensamiento, el egipcio valoraba lo armónico, lo perfecto, lo bien hecho, lo bello, y esta realidad incitaba a los artesanos a esforzarse en la creación y ejecución de valiosas y hermosas creaciones que hoy nos siguen asombrando.

En Egipto se tenían permanentemente presente la creencia en la existencia de fuerzas espirituales positivas para atraer y negativas para conjurar, ante este sentimiento el artista entendía estar desarrollando un oficio divino cuyo protector era el Dios “Ta-tchenen” que significa “la tierra que emerge de entre las aguas el día de la creación “.

Pero esto no era suficiente y existía la figura del “Gran inspector de los artesanos” un inspector que es el Sumo sacerdote del dios Ptah de Menfis. De el salían las instrucciones para todos los talleres de Egipto en cuanto se refería a cánones y reglas de ejecución de las obras perfectas y útiles.

Las expresiones estéticas y plásticas dejan así traslucir la influencia de las enseñanzas morales de los sabios: la moderación, benevolencia, el amor a la naturaleza y la búsqueda del equilibrio entre el hombre, su organización social y el mundo en que ambos se desarrollan.

Para analizar correctamente el arte egipcio, hay que hacer lectura del mismo y así comprender mejor su mundo, al artista se le consideraba como un escriba y en su arte todo tiene un significado, el color, los motivos, todos los detalles nos expresan sentimientos e información.

Lo primero que debía aprender un artista es a ejecutar correctamente el trazado convencional y sus medidas, a fin de componer conjuntos armoniosos. Pero que unidades utilizaban?.

Hay muchos documentos que nos informan sobre el sistema de proporciones y de sus aplicaciones prácticas.

La unidad base era “el codo pequeño”, o longitud entre el codo y el final del dedo pulgar. El codo a su vez se dividía en seis “palmos”, siendo cada uno, a la extensión de la mano abierta.

Existía también otra unidad que equivalía a “un palmo y un tercio”, esto es un palmo más un dedo pulgar. Las instrucciones y reglas para realizar los trabajos se encontraban celosamente guardadas en las bibliotecas de los templos. Los materiales empleados por los artistas egipcios no eran elegidos al azar; muy al contrario tenían un alto valor simbólico y estaban ruidosamente prescritos en cada caso.

Desde el punto de vista simbólico el oro era considerado como una materia divina e imperecedera y, por esta razón, simboliza la vida eterna y tenia vinculaciones con la naturaleza solar. Son frecuentes los espejos hechos de oro o de bronce dorado que representaba la imagen de “Ra” (el dios sol) y de su hija Hat-Hor. La plata estaba asimilada a la luna, igual que el oro lo estaba al sol. A la diosa Hat-Hor se le solían ofrecer espejos, uno de oro y otro de plata, por esta razón.

El plomo, hierro, gres, alabastro, silex, malaquita, turquesa, etc. Todos estos materiales fueron frecuentemente utilizados en las obras artísticas.

Las maderas, escasas en Egipto eran también utilizadas en función de las diversas divinidades que las regían y a las que se hallaban consagradas.

El sicómoro (nehet), tenia una importante significación mítica. El libro de los muertos habla de los sicomoros de turquesa que, se creía, estaban en la puerta este del cielo pordonde, cada mañana, resurgía el dios sol, “Ra”. Además estaba asimilado a las diosas isis, nut y hat-hor considerada como la “Dama del sicómoro”.

La persea o árbol Ished, fue otra madera consagrada, esta tenia una alta simbología solar y, por ello, se hacían objetos para los reyes con ella, como por ejemplo el reposacabezas de Tut.Anj-Amon hallado en su tumba. El sauce (tcheret) estaba vinculado al dios Osiris, Horus con la acacia, el dios Upuat con el Tamarisco y el dios Menfita asociado a la moringa.

Las estelas encontradas indican la idoneidad mágica para construir “ushebits” con maderas de tamarindo o de zizifus.

También se eligen las maderas según sus colores para su utilización como material de estatuas, las maderas rojas y amarillas se usan para esculpir figuras con los tonos de la piel del hombre y de la mujer, respectivamente, en tanto que, el ébano se usaba para representar personajes cuya piel debía ser negra.

Como podemos observar no se deja al azar las clases de madera y los colores, se tiene muy presente su simbología religiosa a la hora de construir el mobiliario.

Los colores para policromar las obras de arte eran minuciosamente escogidos, los egipcios utilizaban para referirse al color el vocablo “iwn” que también significaba “naturaleza y composición” se aprecia a la vez un criterio estético y simbólico para producir los efectos mágicos pretendidos y a la vez dar a la obra la representación de lo bello, útil y eficaz. Los materiales escogidos para la elaboración de los colores eran de origen, unos minerales, vegetales o animales, mediante pigmentos, polvos o ebullición.

El color rojo asociado al fuego y la sangre, simboliza la vida y la regeneración. El color azul es el cielo en el día de su creación, es el color de la vida y del renacimiento, asociado al rió Nilo, que con su crecida traía cosechas y fertilidad. El color amarillo, el color del sol, el oro, eternidad. El verde símbolo del crecimiento y de la vida, signo de resurrección. El blanco es la limpieza y pureza, negro el color de la noche y del mundo funerario.

Toda esta peculiaridad y simbolismo del arte egipcio era supervisado por el suma sacerdote, por ello la obra tenia que ser bella (nefer) eficaz (menej) y perfecta (hedes) al igual que fue el primer día de la creación, la obra de los propios dioses de Egipto.

26 de agosto de 2011

Retratos de El Fayum

Retrato de un hombre (periodo romano, encáustica. British Museum).
Los retratos de El Fayum o retratos de momias de El Fayum son términos modernos que se refieren a un tipo de retrato realístico, pintado en tablas de madera adheridas a las momias de la provincia romana de Egipto. Pertenecen a la tradición de pintura en tablas, una de las formas de arte más respetadas en el mundo clásico. De hecho, los retratos de El Fayum son el único gran conjunto de arte de esa tradición que ha sobrevivido, que fue continuada en las tradiciones bizantina y occidental en el mundo posclásico, incluyendo la tradicional local de iconografía copta en Egipto.

Los retratos de momia han sido encontrados a lo largo de todo Egipto, pero son más comunes en la meseta de Fayum, en particular, de Hawara a Antinoópolis, por ello el nombre; aunque, los "retratos de El Fayum" son generalmente considerados más bien como una descripción estilística que una geográfica. Si bien los casos de pinturas de momias datan de la época faraónica, los retratos de momias de El Fayum fueron una innovación fechada en los tiempos de la ocupación romana de Egipto. Datan del período romano que abarca de fines del siglo I a. C. hasta inicios del siglo I en adelante. No está claro cuando terminó la producción, pero recientes investigaciones sugieren que fue a mediados del siglo III. Se han podido datar algunas momias sólo a base de la forma en que llevan los peinados o la joyería o vestimenta que portan.
Retrato de una mujer (periodo romano, encáustica. British Museum).
Los retratos cubrían los rostros de los cuerpos que eran momificados para su enterramiento. Ejemplos existentes indican que fueron montados en bandas de tela (cartonajes) que fueron usadas para envolver a los cuerpos. Casi todos han sido actualmente separados de las momias. Normalmente, representan a una sola persona, mostrando la cabeza o la cabeza y el torso superior, vista frontalmente. En términos de tradición artística, las imagen derivan claramente más de las tradiciones greco-romanas que de las egipcias. La población de la zona de El Fayum fue ampliamente incrementada por una ola de inmigrantes griegos durante el período helenístico, inicialmente por soldados veteranos que se asentaron en el área. Se pueden distinguir dos grupos de retratos de acuerdo a la técnica: uno de pintura encáustica (con cera); otro en pintura al temple, siendo la última normalmente la de mayor calidad.

En la actualidad, se conocen alrededor de 900 retratos de momias. La mayor parte de ellos fueron encontrados en las necropolis de El Fayum. Debido al clima cálido y seco de Egipto, las pinturas suelen estar bien preservadas e incluso, a menudo, retuvieron sus colores brillantes.Representan un lugar de encuentro entre la pintura griega, la pintura y el arte realista romano y la religión del Antiguo Egipto. Por las creencias consolidadas de los egipcios en el tránsito al más allá, era necesario que sus retratos fuesen lo más reales posibles con la finalidad de ser fehacientemente reconocidos después de la muerte. Dan la sensación de ser imágenes en tránsito, su importancia reside en la mirada inquieta (con ojos voluntariamente agrandados), que aunque no es frontal del todo, nos sugiere y nos intenta expresar una vida interior, como si estuviesen al tiempo aquí y allí.

25 de agosto de 2011

Mastabas



Mastaba (voz árabe que significa banco) es la edificación funeraria del antiguo Egipto, con forma troncopiramidal, de base rectangular. Las más suntuosas, como la erigida por el faraón Shepseskaf, llegaron a tener casi veinte metros de altura.

Aunque no se sabe cómo las llamaban los antiguos egipcios, los árabes las denominaron mastaba, ya que se parecían a los bancos locales, nombre que adoptaron los primeros exploradores europeos. Las más antiguas se datan durante las primeras dinastías.

Era muy importante: las tumbas se debían situar fuera del alcance de las crecidas del Nilo, y tenían que estar en la zona occidental del Nilo, en el desierto, por donde se ponía el Sol al atardecer, que era donde el difunto iniciaba su viaje hacia el Más Allá pues, según sus creencias, la entrada al inframundo o Duat, estaba situada al occidente, denominándose "occidentales" a los espíritus de los difuntos.

Las mastabas se construyeron con adobes (ladrillos de barro), y posteriormente de piedra, generalizándose entre los egipcios más ricos, durante la dinastía III, después de erigir Imhotep, en piedra, el complejo funerario de Saqqara para el faraón Dyeser (Zoser).

Las más antiguas eran fosas excavadas divididas en varias salas con muros de adobe. La sala central se reservaba para el difunto, y en las demás se colocaba el ajuar funerario y los víveres para la otra vida. En algunas, hay fosas en el exterior con los cuerpos de los esclavos sacrificados para el servicio de su señor en el más allá. Una vez depositado el cuerpo, se cegaba el acceso. La forma de cubrir de estas fosas se desconoce; posiblemente fuese una estructura de adobe y madera, de poca altura.

Esta construcción tenía dos niveles: el subterráneo, con la cámara sepulcral a la que se accedía a través de largos pozos verticales, que se cegaban después de depositar la momia. En el nivel superior, la capilla, que imitaba la casa del difunto, donde los familiares podían pasar para depositar ofrendas, con una o varias "falsas puertas" decoradas con relieves, situadas en la parte oriental, que servían para indicar al espíritu, al doble del difunto, el lugar por donde debía salir o entrar al edificio. Las más suntuosas disponían de varias salas ricamente decoradas y serdab.

Con el paso del tiempo, esta construcción se fue haciendo más compleja y se añadieron más salas, escaleras, trampas para saqueadores, etc., llegando algunas a medir cincuenta metros de largo y seis o siete de altura. Las más monumentales sirvieron de sepultura para la nobleza, clases dirigentes y personas de alta posición social, incluso de algunos faraones.

En el Periodo tardío de Egipto, desde la época saíta, las mastabas perdieron su forma original, consistiendo en sencillas construcciones de adobe elevadas sobre el suelo, y prescindieron de la cámara subterránea. En esta época, las mastabas contenían a veces un panteón familiar, colocándose unas tumbas encima de otras, disponiendo una escalera exterior para poder llegar hasta las más elevadas. Esta curiosa disposición fue habitual en el Bajo Egipto para resguardar a los cadáveres de la humedad propia de las inundaciones.

Existen miles de mastabas en Egipto, muchas de ellas con capillas interiores decoradas con bellas pinturas murales. A diferencia de los textos de las Pirámides, que sólo contenían fórmulas para la vida en el más allá, estas pinturas son una excelente fuente de información de la vida cotidiana.

Las pirámides egipcias posiblemente se desarrollaron como evolución de las mastabas pues, según los eruditos, la más antigua, la Pirámide escalonada de Saqqara, fue originalmente una mastaba, posteriormente ampliada.

24 de agosto de 2011

Escultura cúbica


La estatua cúbica fue un estilo estatuario egipcio que apareció a comienzos del Imperio Medio (c. 2040 - 1795 a. C.); tuvo una larga duración, como muestra la estatua de Uahibra, gobernador del Alto Egipto durante el Periodo tardío (c. 672 a 525 a. C.). Representaba a una persona sentada, casi siempre un varón, con las rodillas dobladas y juntas y los brazos cruzados por encima de ellas. A menudo vestía una larga túnica, de modo que sólo la cabeza y los pies identificaban en el cubo un ser humano. El pedestal tenía grabados jeroglíficos con información acerca del personaje representado.

Este tipo de estatuas eran una especie de memorial, y los ejemplares encontrados van desde los más toscos a algunos ricamente decorados. Debido a su forma de hexaedro tenía cinco superficies para escribir en ellas. La superficie superior era la dedicada a la presentación del difunto, y sobre ella se tallaba su cabeza. A lo largo de su evolución fue adquiriendo más elementos humanos, como los brazos y, al final, las piernas. También hay algunos ejemplares de fusión entre el cubo y la estatua, como un escriba sentado en cuyo regazo hay un papiro que hace las veces de cubo.

No se conoce a ciencia cierta el simbolismo de estas esculturas, que se han encontrado tanto en templos como en tumbas. Su presencia en los templos permitía al representado participar en el culto, y en las tumbas eran parte de los ritos funerarios que garantizaban la vida eterna mediante las oraciones y ofrendas de los familiares y sacerdotes. En algunas aparece en su parte trasera una fórmula que ponía al representado bajo la protección directa del faraón.

Precedentes

Las estatuas de los escribas sentados aparecieron en tiempos de la primera dinastía. Estas imágenes evolucionaron con el tiempo, llegando a incorporar a Tot o a babuinos (una de sus representaciones). También las estatuas cúbicas fueron evolucionando, y terminaron combinadas con las de los escribas sentados. Su forma compacta las hace prácticamente irrompibles, por lo que se han encontrado muchas en perfecto estado.

A partir de la dinastía XXVI la estatuas cúbicas volvieron a tener una gran demanda y su uso llegó hasta la época romana de Egipto.

Uno de los ejemplos más característicos es la estatua de Senenmut, chaty de la reina Hatshepsut, con relatos en jeroglíficos y a la que se ha añadido la cabeza de una niña en la parte superior.

Dado el sistema de creencias de los egipcios, cuyos conceptos del mundo de la magia tenían un marco formal de expresión en el arte, la estatua cúbica tenía una explicación espiritual. Obviamente, las ideas evolucionaron, pero el concepto es que el difunto estaba siempre sentado en su lugar, pero en un momento dado podría erguirse y "salir al día". Este concepto es muy similar al del Libro de los Muertos.

El difunto egipcio volvía cada día para cumplir con sus deberes habituales. En este mismo concepto se basaba la puerta falsa, por donde el Ba volvía cada día para tomar las ofrendas de alimentos.

23 de agosto de 2011

La escultura egipcia


La escultura se practicó en el antiguo Egipto ya desde el periodo Predinástico con admirable perfección en estatuaria y bajorrelieves, conservándose millares de objetos de una y otra clase labrados en madera, marfil, en bronce (a veces dorado y con incrustaciones de oro y plata), en barro cocido y, sobre todo, en piedra que para las estatuas suele ser de gran dureza.

Los bajorrelieves egipcios se usan para inscripciones jeroglíficas, representaciones de dioses y faraones, de la vida doméstica, de faenas agrícolas o escenas de ultratumba y sobre todo para conmemorar las victorias de los faraones.

Las estatuas representan por lo general divinidades mitológicas, faraones, personajes importantes y a veces, personas sencillas ocupadas en quehaceres domésticos, en cámaras sepulcrales. Sus dimensiones varían considerablemente desde los grandes colosos de los templos de Abu Simbel que miden casi veinte metros hasta las minúsculas figurillas de tan solo algunos centímetros de longitud (generalmente, de barro cocido, barnizadas o esmaltadas). Los relieves estaban policromados con la técnica de pintura al temple. Se pueden contemplar en las vitrinas de diversos museos del mundo.

Se hallan con frecuencia en las tumbas egipcias de la época tebana unas estatuillas semejantes a momias que representan para el difunto el oficio de respondientes o ushebtis (así llamadas en el ritual funerario). Mientras que otras de mayores dimensiones y de aspecto natural que también se colocaban en las tumbas son auténticos retratos del difunto, los cuales, en opinión de los egipcios servían como de sostén al Ka, especie de doble espiritual que suponían sobrevivía al cuerpo del finado que sólo era la residencia del Ka.

Suponían los egipcios, además, que el espíritu del difunto se hallaría muy conturbado y no podría lograr la resurrección si no se mantenía íntegra la momia o su estatua, de lo que proviene el procurar que ésta fuese un fiel retrato, idealizado en el caso de los faraones, y que las estatuas siempre se representen lo más compactas posibles ya que si sobresaliesen los miembros estos podrían desprenderse con el paso del tiempo y estas eran estatuas para la eternidad. También destaca el poblar las cámaras sepulcrales de estatuillas, pinturas y relieves que representasen variadas escenas de la vida doméstica, utensilios, rebaños, faenas agrícolas e industriales, alimentos, ejércitos, etc., para recreo del espíritu de la momia.

Las pequeñas efigies de divinidades que se hallan en los sepulturas, desde el Imperio Medio, y se introducían hasta en los vendajes de las momias, se consideraban entes protectores que servían de conjuros o amuletos. Asimismo, algunas esculturillas de marfil que representan animales sagrados como el escarabajo, el ibis y otras figurillas mitológicas, las cuales suelen llevar algún orificio que indica haber servido para collares y dijes suspendidos del cuello.

Las estatuas de faraones se disponen siempre erguidas, con el tronco recto, los brazos pegados al cuerpo o apoyados sobre los muslos si estaban sentados. Cuando se expresa la acción de andar, casi siempre avanzan el pie izquierdo.

Si la actitud de la estatua es la de sentada sobre el suelo (como ocurre tratándose de la representación de escribas), se cruzan o juntan las piernas y se añadía un papiro desplegado sobre ellas.

En todo caso se representa a los egipcios sin barbas y a los extranjeros con ellas o con el tipo y costumbres del respectivo país de procedencia.

Características

Las esculturas y bajorrelieves se ceñían a una serie de convencionalismos, cánones o normas que se mantuvieron invariables en casi todos los periodos durante tres mil años.

Ley de la Frontalidad: Las figuras son concebidas para ser vistas de frente; son muy simétricas, como si se hubieran esculpido respecto de un eje central, siendo las dos partes muy semejantes.

Jerarquía: Las figuras más importantes eran esculpidas más grandes y detalladas que las de los demás personajes, y mostraban actitudes hieráticas.

Hieratismo: con ausencia de expresividad y rigidez de actitudes, como signos de respeto y divinidad. Sólo en algunos periodos se acercó al naturalismo.

En los bajorrelieves, además:

Canon de perfil: las figuras se representaban con el rostro, brazos y piernas de perfil, mientras que el tronco y el ojo estaban esculpidos de frente, con un elegante criterio estético que perduro casi invariable.

Ausencia de perspectiva: No había profundidad sino yuxtaposición de figuras que se encuentran en un mismo plano.

Uso de colores planos: se utilizaron colores de tonos uniformes, con un código que respondía más a criterios simbólicos que realistas.

En la época de Ajenatón (Akenatón) hubo un cambio de cánones. Las figuras se representaron tal como eran realmente, sin idealizarlas y con una cierta tendencia a humanizarlas; aparecen con cabezas alargadas, gruesas y cortas piernas y estómagos abultados. También se aproximaban más al naturalismo muchas esculturas y representaciones grabadas en las tumbas de nobles y potentados de la época.

22 de agosto de 2011

Orfebrería egipcia


La orfebrería egipcia, datada desde la época predinástica, y empleó con profusión el oro en utensilios valiosos. También para recubrir o chapar otros de bronce, piedra o madera. Consta que las minas de cobre de la península del Sinaí se explotaron desde épocas de las primeras dinastías.

Las vasijas de uso cotidiano en templos, palacios y casas de los nobles, eran normalmente de oro con relieves y grabados de figuras dispuestas alrededor de las mismas. En oro, bronce dorado y marfil (raramente en plata, muy escaso en Egipto) se labraron muchísimas estatuillas en honor a las divinidades y altos personajes. Asimismo fueron adornados de pedrería los tronos, muebles, brazaletes, collares, anillos, etc. Se revestían con planchas de oro o de electrum las puertas de los templos, los relieves de piedra y aun los zócalos y obeliscos más estimados. Se empleaba el bronce, como material ordinario en utensilios domésticos y en estatuas adornándolas a veces con incrustaciones de oro y plata.

Entre los objetos preciosos de orfebrería egipcia que han llegado hasta nuestros días y que guardan los museos destaca la colección de joyas de la reina Aah-Hotep, que figura en el museo de El Cairo y que se hallaron en el sepulcro de la reina (del siglo XVI al XVII a. C.) entre los cuales hay preciosas diademas, collares, anillos, un pectoral, una barquita de oro y otra de plata, con figurillas de tripulantes hechas de los referidos metales.

Asimismo, se admiran en el mencionado museo los riquísimos tesoros de otras princesas de la dinastía XII (siglos XX, XIX a. C.) con joyas parecidas cuyo número alcanza la cifra de 6.000. El museo del Louvre atesora, entre otras preciosidades de oro, la tríada de Osiris, Isis y Horus y unas copas con figuras grabadas. Del estudio de tales labores se infiere que los egipcios usaban los procedimientos decorativos del repujado, cincelado e incluso del granulado, que suele atribuirse a los griegos.

la orfebrería hebrea debió tener influencias de la egipcia por lo menos en la confección de los objetos que crearon los israelitas en su estancia y posteriór paso por el desierto de Arabia (Éxodo, capítulos XXV y XXVI) conservando la memoria del arte egipcio. Por otra parte, cerca del Sinaí, donde acamparon se encontraban minas de cobre, explotadas entonces por los egipcios, de las cuales y de sus hornos o fábricas todavía se conservan restos. Las obras de la época de Salomón debieron tener carácter fenicio.

21 de agosto de 2011

La pintura en el antiguo Egipto


La pintura del Antiguo Egipto fue eminentemente simbólica. La técnica pictórica de los egipcios fue un precedente de la pintura al fresco o témpera, ya que aglutinaban pigmentos naturales, extraídos de tierras de diferentes colores, que mezclaban con clara de huevo y disolvían con agua para poder aplicarlo sobre los muros, revestidos con una capa de tendido "seco" de yeso.

Sus procedimientos fueron el fresco, el temple, el encausto y a veces también el esmalte en joyas, amuletos, escarabeos, estatuillas de respondientes y azulejos de revestimiento en muros interiores. Sus colores fueron vivos y variados en cada escena y las más antiguas pinturas que se conocen fueron polícromas, y de colorido uniforme.

Los egipcios pintaban los bajorrelieves los cuales, por su escasa profundidad, propician la identificación con la escultura y el arte pictórico. A partir de la dinastía III la pintura sobre los muros de las tumbas sustituye al bajorrelieve, del cual adopta las principales convenciones.

La pintura, como todo el arte del Antiguo Egipto estaba sometida a unos cánones o reglas muy estrictas, entre las que destacan:

Canon de perfil: en pinturas y bajorrelieves, las figuras se representaban con el rostro, brazos y piernas de perfil, mientras que el tronco y el ojo estaban dispuestos de frente.

Jerarquía: la representación estaba reservada a las figuras de dioses y faraones en las primeras épocas, posteriormente, también a personajes notables. Las figuras más importantes eran más grandes que las de los demás personajes, y mostraban actitudes hieráticas, ausencia de expresividad, como signo de respeto. El tamaño tenía relación directa con su importancia social, así vemos que el faraón es el personaje más alto en las escenas familiares, donde sus mujeres, hijos, o enemigos son más pequeños; el faraón representado en presencia de los dioses generalmente es del mismo tamaño.

Ausencia de perspectiva: no había profundidad sino yuxtaposición de figuras. El menor tamaño de algunas no significaba que estuvieran más alejadas, sino que eran menos importantes, simbolizando así su inferioridad.

Colores planos: utilizando el color con tonalidades uniformes, pues no se hacían gradaciones de color ni medios tonos.

Otra convención de la pintura del antiguo Egipto fue el tipo de color: la piel de los hombres era oscura, ocre, mientras que en las mujeres era más clara, ocre claro; Osiris se representaba con el color de piel verde; el oro o su color simbolizaban al Sol, etc.

En los temas ceremoniales, representativos, o en las imágenes del difunto impera el canon de perfil, pero en la época de Amarna, o en los temas de animales, como las famosas "ocas de Meidum", se permiten gran libertad expresiva. Como elementos o motivos de ornamentación, en cualquiera de las referidas composiciones, estuvieron siempre en boga y son típicas en obras de escultura y pintura egipcias las flores de loto y papiro, las grecas y los diferentes róleos.

20 de agosto de 2011

Tipos de columnas


Columna cilíndrica: es la más sencilla, con el fuste circular y liso y sin capitel.

Columna acanalada o protodórica: fuste acanalado y sin capitel, usada en el Imperio Antiguo y en el Nuevo.

Columna lotiforme: con basa, el arranque del fuste ligeramente bulboso, fuste fasticular (formado por los tallos de la flor) con fastículos semicirculares y capitel en forma de flor de loto con el capullo cerrado. Utilizado a partir del Imperio Antiguo.

Columna papiriforme: prácticamente igual que la anterior y utilizada también a partir del Imperio Antiguo, cuyas únicas diferencias son que el capitel tiene forma de flor de papiro con el capullo cerrado (casi igual a la de loto) y que los fastículos tienen forma triangular, formando una arista.

Columna campaniforme: igual a la anterior con la diferencia de que el capitel en vez de tener el capullo cerrado, lo tiene abierto, formando un capitel campaniforme.

Columna monóstila: igual a la anterior, pero con el fuste liso. Es propia del Imperio Nuevo.

Columna palmiforme: con el fuste liso y el capitel en forma de hojas de palmera abiertas muy bien dibujadas.

Columna hathórica: propia del Imperio Nuevo. Tiene el fuste generalmente liso y un capitel con la efigie de la diosa Hathor. Suele aparecer en los templos dedicados a esta diosa y muchas veces está complementada con el sistro, un instrumento musical utilizado en las procesiones a esta diosa.

Columna compleja o compuesta: Es propia de la Baja Época, especialmente la época Ptolomaica. Tiene el capital formado por distintas flores. A veces también se utilizan elementos arquitectónicos y caras.




1 de agosto de 2011

Arquitectura egipcia


Se caracteriza la arquitectura egipcia por el empleo de la piedra, en grandes sillares, perfectamente aparejada, y el sistema adintelado con altas y robustas columnas con capiteles inspirados en motivos vegetales. La organización arquitectónica tomando como elemento básico la columna es una aportación esencial del arte egipcio, como lo es la fundamentación de la belleza en la razón matemática de las proporciones, es decir de las relaciones entre las partes que integran el edificio.

Fundamento esencial de esta belleza es el concepto de la monumental grandiosidad, transcendiendo las proporciones humanas, en lo que se diferencia fundamentalmente del concepto griego. Las construcciones más características del arte egipcio son las tumbas y los templos.

El tipo más antiguo de tumba, que se repite en el Bajo Egipto, es la mastaba, que ofrece el aspecto de una pirámide truncada de planta rectangular, dentro de la cual existe una pequeña sala, serdab, para las ofrendas, una reducida capilla y, bajo tierra, la cámara mortuoria a la que se accede por un pozo, que se ciega una vez colocado el cadáver.

La superposición de mastabas da lugar a la pirámide escalonada, como la del faraón Zozer de la II dinastía, en Saqqarah. En la IV dinastía se construye la gran pirámide de Keops, a la que siguen en importancia las de Kefrén y Mikerinos. La pirámide encierra en su interior dos cámaras funerarias, una en el centro y otra bajo tierra, a las que se accede por estrechos corredores que se ciegan con grandes bloques de piedra, para garantizar la inaccesibilidad una vez colocado el cadáver y las esculturas y ajuar que en la cámara alta se depositan.

Junto a las pirámides se sitúan templos funerarios, una calzada conduce al Nilo, donde se construye otro templo y otras dependencias que crean un ambiente en el que la pirámide es el centro de atención. En relación. con la pirámide de Kefrén, está la esfinge de Gizeh, retrato del faraón. A partir del imperio Medio, desplazado el centro político hacia el sur de Egipto, se construyen los hipogeos, tumbas excavadas en los acantilados del río, como las de Beni-Hassan,o bien se excavan en el suelo, como las que subsisten en las cercanías de Tebas. Estas tumbas, cuyos accesos se ocultan están constituidas por varias salas, disimuladas las comunicaciones entre ellas, para evitar las depredaciones.

Los templos más característicos corresponden al Imperio Nuevo. Esquemáticamente están constituidos por una avenida de esfinges, dos obeliscos, el acceso rectangular que se abre entre dos pilonos o muros trapeciales, con frecuencia decorados con relieves, y rematados por la característica gola egipcia, formada por una moldura y una faja cuyo perfil es análogo al de la garganta humana.

El acceso da paso a un patio hipétro, sin cubierta y con columnas en torno al que sigue la sala hipóstila, es decir, con columnas, que da paso al santuario en cuyo fondo se sitúa una pequeña cámara muy reservada. se observa la gradación en la luminosidad que, como otros aspectos, ha de influir, en este caso por oposición, en los templos cristianos en los que la máxima luminosidad se concentra en la cabecera. El templo se completaba con edículos, templetes y, fundamentalmente, con un convento y otras dependencias. Son características las de Karnak, Luxor, Filae y Edfú.

Otro tipo de templo tiene carácter funerario, speos, siguiendo el modelo de hipogeo, según vemos en los de Deir-el-Bahari, sobresaliendo el de la reina Hatsepsut, del Imperio Nuevo, organizado en tres terrazas y en el que aparecen las columnas protodóricas. Son muy característicos los de Abu Simbel, que se abren como gran pilono tallado en la roca, con estatuas en los frentes y que consta de sala con pilares, santuario y cripta.

Las casas egipcias, estaban formados en dos partes, destacando en ellas el gran salón con columnas, que recibía la luz cenital o aprovechaba el desnivel entre los muros y la cubierta pues eran más bajos que los soportes en que apoyaba el techo, al fondo se situaba un jardín.

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