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12 de febrero de 2021

Descubiertos los secretos de la singular ''momia de barro''


Un grupo de investigadores dirigidos por Karin Sowada, del Departamento de Historia y Arqueología de la Universidad Macquarie, en Sídney, ha descubierto algo sorprendente: una momia egipcia que estaba envuelta en barro. Este hallazgo ha sorprendido a los investigadores, que no esperaban encontrar al difunto "encerrado" en un caparazón de barro endurecido. Este "caparazón de barro" revela "un tratamiento funerario no documentado hasta la fecha en el registro arqueológico egipcio", según han afirmado los investigadores en un estudio que se ha publicado en la revista PLOS One.

¿Para qué servía esa curiosa "envoltura de barro"? Los especialistas piensan que tal vez se utilizó para estabilizar a la momia después de que esta sufriese algún tipo de daño, aunque el barro también pudo haber sido empleado para emular las prácticas funerarias de la élite, cuyos miembros fueron momificados en numerosas ocasiones con materiales importados a base de resina desde finales del Reino Nuevo (1539-1077 a.C.) hasta la dinastía XXI (1076-944 a.C.), según el estudio.

Pero este individuo estaba recubierto con barro en lugar de resina. Posiblemente, según los investigadores, la momia estaba envuelta en este material porque "el barro es más asequible", según la investigadora principal del estudio, Karin Sowada. Aunque esta momia presenta algunas otras particularidades. El cuerpo, que se ha datado alrededor del año 1207 a.C., resultó dañado tras la muerte, e incluso fue enterrado en el ataúd equivocado, que en realidad estaba destinado a una mujer que había muerto años antes, según han podido averiguar los científicos.

Como muchas momias del antiguo Egipto, la "momia de barro" y su ataúd con tapa fueron adquiridos en el siglo XIX por un coleccionista occidental, en este caso por el político sir Charles Nicholson, que se los llevó a Australia. Nicholson donó la momia y su ataúd a la Universidad de Sídney en 1860, y hoy se conservan en el Museo Chau Chak Wing de dicha universidad. Pero parece ser que quien vendió los artefactos engañó a Nicholson, ya que el ataúd es más moderno que el cuerpo enterrado en él.

"Los comerciantes locales probablemente colocaron un cuerpo momificado cualquiera no relacionado con el ataúd para vender un 'juego' más completo, una práctica bien conocida en el comercio local de antigüedades", se explica en el estudio. El sarcófago lleva inscrito el nombre de una mujer, Meruah o Meru(t)ah, y data del año 1000 a.C., según la iconografía que lo decora, lo que significa que es unos 200 años más moderno que la momia que contiene. Si bien la momia de su interior no es Meruah, las pistas anatómicas apuntan a que se trata de una mujer que murió entre los 26 y 35 años.

En 1999 tuvo lugar un examen preliminar sobre la curiosa "momia de barro". Ya entonces, los investigadores descubrieron aspectos inusuales en ella, cuando una tomografía computarizada (TC) reveló algo extraño en su interior. Se extrajeron algunas muestras de las envolturas y se descubrió que contenían una mezcla de lodo arenoso. Cuando un nuevo equipo de investigadores volvió a escanear la momia en 2017 descubrió detalles inéditos sobre el caparazón, especialmente cuando se hizo un examen químico de los fragmentos de barro. Quien reparó la momia elaboró un complicado "emparedado" de tierra, colocando una masa de barro, arena y paja entre las capas de envoltorios de lino. La parte inferior de la mezcla de lodo tenía una capa base de un pigmento blanco a base de calcita, mientras que la parte superior estaba recubierta de ocre, un pigmento mineral rojo. "Aparentemente, el barro se aplicó en láminas mientras aún estaba húmedo y flexible. El cuerpo se envolvió con vendas de lino, se aplicó el caparazón de barro y luego se colocaron más envolturas sobre él", según Sowada.

Después de su muerte, aquella mujer fue momificada y envuelta en textiles. Más tarde, parte de sus restos, como la rodilla izquierda y la parte inferior de la pierna, resultaron dañados en "circunstancias desconocidas", posiblemente por ladrones de tumbas, lo que llevó a alguien a "reparar" su momia años después del entierro, probablemente una o dos generaciones después. Según los autores del estudio, esta "reparación" debió de incluir "volver a envolver y rellenar con textiles, y aplicar el caparazón de barro". Posteriormente, la momia fue dañada de nuevo, esta vez en el lado derecho del cuello y en la cabeza. Este nuevo desperfecto afectó a todas las capas, incluido el caparazón fangoso, lo que provocó la inserción de clavijas de metal para estabilizar las áreas dañadas, según el estudio.

La "momia de barro" del Museo Chau Chak Wing no es la única momia egipcia antigua que fue sometida a una reparación post mortem; muchas de las momias descubiertas en 1881 en el conocido como "escondrijo" de Deir el Bahari también lo fueron. Por ejemplo, tanto el cuerpo del faraón Seti I, padre de Ramsés II, como lo restos de Amenhotep III, padre de Akhenatón y abuelo de Tutankhamón, fueron envueltos más de una vez por los sacerdotes de la dinastía XXI, que los sacaron de sus sepulturas originales para salvarlos de las cuadrillas de saqueadores de tumbas que recorrían en esos tiempos convulsos el Valle de los Reyes.

En cuanto al caparazón de barro de la mujer, "este es un descubrimiento realmente nuevo sobre las técnicas de momificación egipcias. Nuestro estudio ayuda a construir una imagen más amplia y matizada sobre cómo los antiguos egipcios trataban y preparaban a sus muertos", concluye Sowada.

Artículo: Carme Mayans.

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