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27 de enero de 2019

Zahi Hawass afirma que está a punto de hallar la tumba de Cleopatra sin aportar pruebas


De una reina a otra. Tras una temporada sugiriendo que había encontrado la tumba de Ankesenamón, la esposa de Tutankamón, en el ramal occidental del Valle de los Reyes (Luxor), junto al sepulcro de su segundo esposo Ay, Zahi Hawass, el paradigma de egiptólogo egipcio, el hombre del sombrero, otrora todopoderoso responsable de las antigüedades de Egipto, ha soltado que está a punto de descubrir la tumba de Cleopatra VII (la famosa última reina de Egipto) en el otro extremo del país. Lo ha hecho, el anuncio, en una conferencia en Palermo, sin aportar de momento ninguna prueba.

Ha dicho que el sepulcro estaría en la antigua Taposiris Magna, hoy Abusir, a 45 kilómetros al oeste de Alejandría. Situar ahí la última morada de la más famosa reina del Nilo no es ninguna novedad, y de hecho es la hipótesis, y la obsesión, de la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez (inicialmente una protegida de Hawass, precisamente), que la busca allí desde 2002 entre el escepticismo general. Martínez siempre ha asegurado tener indicios de que en la antigua ciudad portuaria, en el complejo del famoso templo de Osiris o sus cercanías, está enterrada la reina, y no solo ella sino también su amante Marco Antonio.

"Espero encontrar la tumba de Cleopatra y Antonio pronto", ha declarado Hawass, según Egypt Today. "Creo que están enterrados en la misma tumba. Estamos muy cerca de descubrir el lugar exacto, estamos en el buen camino, sabemos exactamente dónde excavar".

En estos años, se han hallado distintas estructuras y tumbas grecorromanas con momias en su interior, pero hasta ahora nada conclusivo sobre la presencia de Cleopatra. Martínez aseguró en su día haber excavado un templo dedicado a Isis y haber encontrado monedas con la efigie de Alejandro Magno, así como pozos funerarios que podrían pertenecer a personajes relevantes. También afirmó haber descubierto una cabeza de Cleopatra y monedas con la imagen de la soberana. Ninguno de esos hallazgos ha sido concluyente.

Por qué Cleopatra debería haber sido enterrada en Taposiris y no en una tumba real con los demás Ptolomeos, su familia, en el cementerio de la realeza en Alejandría (la opción más lógica), tiene varias posibles respuestas. Quizá por la asociación de Taposiris con Osiris, dios de los difuntos; para marcar distancias, precisamente con sus antepasados; para darse un enterramiento original e incluir a Marco Antonio... O fue una decisión política de Octavio (Augusto), vencedor de la pareja: llevarlos fuera de la revoltosa y famosa metrópoli evitaba que se creara un punto de peligroso recuerdo, añoranza y veneración de la última reina de Egipto, enemiga de Roma.

En realidad, el hecho de que ninguna fuente romana nos hable de la tumba de Cleopatra (más allá de que se habría construido un mausoleo habitable, que fue el lugar adonde hizo conducir el cuerpo de Marco Antonio y donde se suicidó, según Plutarco), indica que el lugar no era en la Antigüedad visitable o se desconocía su ubicación. Sabemos que en cambio algunos emperadores visitaron la tumba de Alejandro Magno (hoy desaparecida), que era un must del turismo de la época en Alejandría. Es verdad que no habrían acudido a presentar sus respetos a la momia de la enemiga Cleopatra, pero quizá les hubiera picado la curiosidad. En cuanto a Marco Antonio, hay historiadores que dudan de que a un romano de pro, aunque hubiera hecho cosas tan excéntricas como él, se lo hubiera momificado y enterrado con una reina egipcia, contraviniendo las costumbres romanas que incluían rituales funerarios muy específicos y la incineración del cuerpo.

Hawass ha participado con Martínez en algunas excavaciones y en el estudio con radar de zonas del yacimiento, un lugar que es un complejo y peligroso puzzle con materiales de diversas épocas, incluidos restos de la batalla de El Alamein: proyectiles sin explotar y cuerpos de soldados del Eje y Aliados carbonizados en túneles y trincheras, lo que complica las cosas.Algunas zonas subterráneas están parcialmente inundadas.

Que ahora Hawass, viejo zorro, afirme que el descubrimiento de la tumba de Cleopatra está a la vuelta de la esquina puede significar que se ha hecho algún hallazgo significativo en ese sentido (en Egipto no se puede descartar nada: cosas más raras se han visto). Sería extraño que Zahi Hawass se lanzara en plancha sin tener evidencias serias, aunque otras veces lo ha hecho y donde dije digo digo Diego. La manera de arrogarse el protagonismo de la excavación es típica de Hawass y de hecho suele ser indicio de hallazgo importante que él se ponga en primer plano.

Más probable es, sin embargo, que Hawass necesite distraer la atención de que en el Valle de los Monos (el ramal donde está la tumba de Ay) no ha encontrado lo que prometía y lo de Cleopatra sea una huida hacia adelante (que además es un chute de emoción muy conveniente para el interés por Egipto y para el turismo tras el último atentado). A Zahi mucha gente le tiene ganas. Es lógico, porque mientras él se permite a menudo fantasear, ridiculiza a los demás cuando hacen lo mismo. Habrá que esperar a ver si los hallazgos confirman la aseveración de Hawass. Qué más querríamos todos los amantes de la egiptología, la historia y hasta el cine que apareciera Cleopatra (esté como esté, que no será, que nadie se haga ilusiones, con el aspecto y la exuberante lozanía de Elizabeth Taylor en el filme de Mankiewicz de 1963). Y si es con Marco Antonio, claro, mucho mejor.

Artículo: Jacinto Antón.

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