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23 de octubre de 2012

El prensado del vino en el antiguo Egipto


Desde los albores de la civilización del Antiguo Egipto y de las grandes construcciones, cuando el vino todavía no era vino, sino una deliciosa papilla obtenida por el estrujado de racimos de uva silvestre, una bebida agradable al paladar como buena alternativa al agua.

Desde los albores de la civilización del Antiguo Egipto y de las grandes construcciones, cuando el vino todavía no era vino, sino una deliciosa papilla obtenida por estrujadura de racimos de uva silvestre, una bebida agradable al paladar como buena alternativa al agua. En este procedimiento era fundamental la filtración de la papilla obtenida por estrujado en paño para recuperar el zumo residuo, que será pues el primer mosto.

Por supuesto todo empezó a través del consumo doméstico, pero al poner ese primer mosto en ánfora de terracota para guardarlo, y gracias a algunas otras ánforas más que quedaron por olvido almacenadas durante demasiado tiempo sin ser abiertas, no tardaron en descubrir que ese zumo de uva había fermentado y trasformado, presentando unas características totalmente nuevas para esos tiempos. Pero ese descubrimiento todavía no resultó interesantes para nadie. Fueron las siguientes e interrumpidas catas las que llevaron a la comprensión de que la consecuencia de haber dejado pasar demasiado tiempo sin abrir las ánforas, era nada más y nada menos que la producción de lo que hoy en día llamamos Vino en todo el mundo.

Los antiguos habitantes del valle del Nilo no tardaron en mostrar interés hacia esta nueva bebida, ya que por entonces la bebida más común era la cerveza, pero el vino venía considerado de mayor valor. Intensificaron la producción de mayores cantidades de uva, según un trend evolutivo de calidad y cantidad.

Las que siguen son algunas escenas de prensados representadas en las tumbas del antiguo Egipto, facilitadas por D. Osvaldo Falesiedi, funcionario del Museo Egipcio de Turín (el Museo más importante después del de El Cairo (¡merece visitarlo!).

Ya en el antiguo Reino venían realizadas tumbas con decoraciones parietales representando escenas de vida cotidiana: las de la preparación del vino (Irep), y aquéllas, de particular belleza, realizadas en el interior de la mastaba de Lymere hijo de Shepseseskafmkh, que vivió en el periodo histórico conocido como V dinastía, época en la cual las sepulturas reales se construían en forma de pirámide, aunque de dimensiones modestas respeto a las del llano de Giza (IV dinastía).

El sistema de torsión y tracción está constituido por 2 largas varas, en la que dos obreros trabajan arrodillados cerca el cántaro de recogida del mosto, otros dos, de pie, empuñan las varas a nivel intermedio, y al fin otros dos que, apoyando los pies sobre los compañeros de abajo, pueden efectuar la toma en la parte alta de las varas, y todavía otro que tira la vara como una palanca con la ayuda de una doble cuerda o correa de tejido que ciñe los costados de manera que pueda contribuir con más eficacia. Este fue el inicio fascinante de la tecnología que la fértil mente de los antiguos egipcios aportaron y afinaron a pesar del material rudimentario de esos tiempos.

En la figura siguiente se puede notar que los materiales son los mismos, pero varia su manera de uso.

Reproducción de bajorrelieve de la tumba de Ptahhotep y Akhethotep (Antiguo Reino V Dinastía).

Las particularidades que diferencian los dos métodos de trabajo son el uso de las varas, el número menor de los obreros y el tamaño de los materiales.

Reproducción de la tumba del sacerdote d'Amon Puy-em-Ra (Nuevo Reino, alrededor del 1460 a. C).

En esta representación aparece evidente un notable paso en adelante y una impostación de trabajo muy diverso de aquella representada en las figuras precedentes. Esto exigía la posición de espaldas de uno de los obreros que habría necesariamente cubierto el otro obrero. La progresión técnica es evidente. Estabilidad funcional del sistema garantizada al 100% por los dos palos clavados en el terreno y reducción de obreros. Otro limite de mecánica, era la tendencia de las extremidades de los palos a acercarse entre ellos cada vez que el saco se retorcía; esta maniobra hacía que los palos necesitaran ser continuamente reforzados en su base. La respuesta técnica a las carencias de este nuevo sistema vino dada en la siguiente representación.

Reproducción de la representación de la tumba Baket III (Medio Reino).

El grupo de obreros pendiente a girar la palanca está colocado en el mismo ángulo respecto al punto de fuerza de aquellos precedentes, como también la viga superior subviene a las ineficiencias del método precedente.

Preparación de perfumes, bajorrelieve (XXX Dinastía).

En esta figura hay mujeres ocupadas en la producción de perfumes: con el aplastamiento de flores, en este caso son lirios, mezclados con aceites y resinas, recuerdan el procedimiento al cual viene sometida la uva para sacar el vino. Esta actividad, si bien representada en una tabla que se remonta al final del Impero Egipcio, muestra que para tal operación eran suficientes sólo 2 personas con modestísimos medios: un limbo de tejido en forma de saco y dos pequeñas varas de madera.

Hombres que pisan la uva en la cuba dotada de aperturas para la salida del líquido. A la derecha, almacén con ánforas vinicolas (Pintura de la tumba de Neferhotep (Nuevo Reino).

Esta figura muestra la prensa construida sobre la base del modelo adquirido como referencia por Falesiedi, el modelo está representado en las paredes de la tumba Tebana. La prensa ha sido construida con madera de lárice que es lo que se acerca más al cedro de Líbano (madera en uso en el antiguo Egipto), la partes metálicas son de latón y no de bronce como ciertamente eran aquéllas utilizadas en aquella época. El saco ha sido realizado en fibra natural de cáñamo, aunque entonces podía ser también de hilo. El tamaño de la máquina ha sido calculado en relación a las figuras de las personas.


Vasija para el vino, tumba de Ka (Museo Egipcio de Turín).

La necesidad de reconstruir esta máquina nace, según algunos, por el deseo de conocer mejor aquellos que nos han precedido, y de profundizar en tal conocimiento en el más allá, y de cuantos podemos adquirir a través la lectura de sus acciones, también las más elementares, de su cotidiana existencia. Poder repetir sus mismos movimientos y utilizar sus mismos enseres nos permite acercarnos un poquito más a nuestros lejanos antepasados, y revivir su realidad desde la cual ha derivado la nuestra.

Artículo: Matteo Gaffoglio.

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