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2 de mayo de 2011

Descubriendo Heracleóplois Magna


Las actuaciones arqueológicas en Egipto han sido varias pero son dos las más sobresalientes en la actualidad: el Proyecto Djehuty y la de Heracleópolis Magna, cuyas ruinas cayeron en el olvido con la llegada de la Edad Media y a las que hoy nos aproximamos en esta segunda entrega sobre el trabajo que desempeñan arqueólogos españoles en Egipto.

La primera de las misiones hace mención de una antigua población de tiempos de los faraones llamada por los egipcios como Nen-Nesut, pero hace alusión a su adaptación en griego –“La gran ciudad de Heracles”–, un enclave que fue capital del XX nomo –un tipo de división administrativa del Egipto antiguo– erigido en honor del dios Herishef o Harsafes que los helenos asimilaron con Heracles.

Aunque se ubicaba en el Egipto Medio, a unos 130 kms de El Cairo, y por tanto era una ciudad de gran importancia estratégica.

En 1809 se iniciaron las pesquisas por encontrarla pero realmente no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se pudo tener certeza de dónde estaba gracias a los esfuerzos franceses. En estos casos la fortuna suele ser doble, en lo bueno y en lo malo, pues encontrar una ciudad abandonada puede significar que los restos se han “fosilizado” en el tiempo, no siendo alterados por construcciones de otras épocas. Pero al mismo tiempo el abandono conlleva no pocas veces la fácil depredación.

Aquí se comprobó como algo muy cierto en ambos aspectos en el punto denominado como Ehnasya el Medina. Para empezar sí hubo una cierta degradación ya que se usó como cantera en la Tardoantigüedad y la Edad Media. Más tarde surgieron pequeñas aldeas que extrajeron parte de la tierra que cubría el yacimiento, removiendo sus partes y alterándolo. Incluso una vía de ferrocarril llegó a cruzar estas tierras, ocasionando algunos daños. Por fortuna los británicos mostraron un interés muy vivo por el lugar y lo excavaron desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Quedaba claro que el sitio no era un mero pueblecito del Nilo si no una gran ciudad.

El gran Flinders Petrie, uno de los arqueólogos británicos más importantes de la historia egiptológica, descubrió parte de un gran templo –dedicado a Herishef– pero no pudo realizar trabajos en extensión y de nuevo Heracleópolis Magna cayó en un cierto olvido. Por fin en 1961 el Servicio de Antigüedades egipcio reanudó los trabajos, siendo complementados a partir de 1966 por la misión española, dirigida por el profesor López. El esfuerzo comenzó a dar unos magníficos frutos y el MAN pudo beneficiarse de parte de los descubrimientos hasta 1980, cuando la UNESCO prohibió la salida de objetos del país. Aún así en la primera campaña se pudo perfilar el templo excavado por Petrie y se halló una necrópolis del Tercer Período Intermedio –siglos XI-VII a. C.–.

En 1969 tomó el relevo el profesor Presedo, pero la guerra Árabe-israelí paralizó los trabajos de campo hasta el año 1976, continuando bajo su batuta hasta 1979. Entre 1979 y 1984 no hubo excavaciones pero a partir de ese momento han continuado bajo la dirección de María del Carmen Pérez Die, aportando nueva y valiosa información con cada campaña.

Artículo: Igancio Monzón.

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