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27 de marzo de 2021

El Museu Egipci encuentra los restos de un templo del faraón Ptolomeo I


Lluvias torrenciales como no se habían visto en cien años, plagas de serpientes venenosas e incluso una pandemia a escala mundial que todos ya conocemos. El equipo de la misión arqueológica en el yacimiento de Kom el-Ajmar Sharuna (Minya, Egipto Medio) las ha pasado canutas para recuperar del desierto (y de las aguas freáticas) todo un hallazgo, los restos de un templo de Ptolomeo I.

Podría parecer una maldición faraónica, si existieran, pero todas estas dificultades que los egiptólogos se encontraron no han hecho más que añadir un componente épico al descubrimiento, en consonancia con la biografía del faraón, uno de los generales de Alejandro Magno y uno de los diádocos sucesores del gran conquistador. Ptolomeo fue quien se quedó con Egipto en el reparto de su legado y fundó la última dinastía faraónica independiente, la ptolomaica, además de la famosa biblioteca de Alejandría.

La misión arqueológica, formada por el Museu Egipci de Barcelona, la Universidad de Tübingen y el Supreme Council of Antiquities d'Egipte, empezó a desenterrar los restos del templo en las últimas dos campañas.

Los cartuchos cincelados en las piedras son lo bastante claros, indican el nombre del primer Ptolomeo, que se caracterizó por su intensa actividad constructiva.

Hasta ahora, sin embargo, no se habían localizado tantos componentes de uno de sus templos, en concreto 60 sillares, de unos 500 kilos de peso cada uno, que contienen varios elementos decorativos y arquitectónicos, como el rostro de la diosa Hathor, los cartuchos reales, cornisas, molduras convexas y textos jeroglíficos, todavía en estudio, que indican por ejemplo que el templo estaba dedicado a los dioses Horus y Hathor.

"Es de los pocos que erigió Ptolomeo I fuera de Alejandría y los vestigios encontrados son los más numerosos y de mejor calidad artística, de ahí su importancia", ha explicado el egiptólogo y conservador del Museu Egipci Luis Manuel Gonzálvez Ortega.

Todos estos bloques, que fueron reaprovechados en el siglo VI para edificar los cimientos y el pavimento de una iglesia cristiana, formaban, curiosamente, los cuatro hilados de la parte superior del templo de las dieciséis que debería tener. Según los expertos del Museu Egipci, el hallazgo “permitirá plantear una propuesta de reconstrucción hipotética del templo que hace dos mil años se erigió en la ciudad de Hut-nesut, antiguo nombre del actual Sharuna,” explican los expertos del Museu Egipci.

Se sabía de la existencia del templo desde 1838, cuando el egiptólogo Nestor El Hôte dejó constancia de él por escrito. Luego se perdió su rastro, aunque durante los años posteriores se han ido encontrando algunos fragmentos y también algunos sillares, como fue el caso de los descubiertos por el egiptólogo Tadeus Smolenski a principios del siglo XX y que ahora se conservan en las colecciones egipcias de Viena y Budapest. En el año 1984 también salieron otros durante los trabajos de excavación de la Universidad de Tübingen, cuando todavía no se había añadido a la misión el Museo Egipcio de Barcelona, que lo haría en el 2006.

Gracias a la gran cantidad de las piezas recuperadas, los egiptólogos ya han podido establecer las primeras conexiones entre los hallazgos actuales y los efectuados antiguamente. De momento, los sillares han sido limpiados, restaurados y almacenados. También se han documentado uno por uno y se les han aplicado técnicas fotográficas como la fotogrametría que permitirán su reproducción exacta en modelos tridimensionales además de ir recomponiendo digitalmente el orden que ocupaban en el templo "como si se tratara de un puzle", ejemplifica Mariàngela Taulé, arqueóloga y directora general de la Fundació Arqueológica Clos.

Precisamente, la Fundació ha anunciado que prepara una exposición temporal en el Museu Egipci de Barcelona para antes del verano integrada por réplicas exactas realizadas en impresiones en 3D. Además se espera que se puedan presentar ya varios sillares unidos tal y como se encontraban en el templo.

La muestra también pivotará sobre la figura de Ptolomeo I e incorporará piezas inéditas como un sarcófago o varias estatuas que permitirán hacer un recorrido por la dinastía ptolomaica hasta su final con la famosa Cleopatra VII, de quien el Museu Egipci ya cuenta con una estela donde sale representada.

La recuperación del templo de Ptolomeo I se ha convertido en el hallazgo más importante realizado durante los casi quince años que el Museu Egipci forma parte de la misión. Para Jordi Clos, presidente y fundador de la Fundació Arqueológica Clos, con este hallazgo la institución "entra a la Champions del mundo egiptológico" y supone el colofón personal a toda una vida de pasión egiptológica. "Nunca me hubiera imaginado que empezaría un descubrimiento de este calibre", añade.

El museo financia las excavaciones y participa también con el trabajo de su equipo científico, destinado principalmente a la documentación de la necrópolis principal de un yacimiento que destaca por su complejidad. La capa de aguas freáticas se encuentra a menos de un metro de profundidad y eso obliga a un drenaje constante para poder trabajar en un mínimo de condiciones.

Precisamente este inconveniente es el que originó el hallazgo. "Estábamos instalando un sistema de drenaje en una zona de cultivo cuando tropezamos con los primeros bloques", recuerda Gonzálvez. "Todavía no se ha definido la planta de la iglesia", prosigue, por lo que no se descarta que haya más piezas enterradas.

"Empieza ahora un proyecto que durará años", apunta Taulé. Si la pandemia lo permite, la próxima campaña se iniciará a finales de año o principios del que viene y no se descarta buscar en otros lugares del yacimiento más restos que permitan incluso localizar el lugar exacto donde fue erigido. El objetivo final es poder reconstruir el edificio tal y como fue ideado en tiempos de Ptolomeo I.

La última campaña coincidió con el inicio la pandemia, que estalló durante el periodo de excavaciones al mismo tiempo que se sucedían diferentes eventualidades de cariz natural, como intensas lluvias, tormentas de arena o plagas de serpientes. Aun así, la campaña se pudo cerrar con éxito y con la noticia del hallazgo que ahora se da conocer.

El templo pasará a centrar los esfuerzos de la misión que de esta manera también recupera la figura de uno de los últimos faraones más relevantes del antiguo Egipto. Ptolomeo I no solo ha pasado a la historia como general de Alejandro Magno o como fundador de la dinastía ptolomaica o lágida. Sus decisiones como gobernante de Egipto fueron bastante apreciadas por una población que acababa de ser liberada del dominio persa. En este sentido, dedicó sus esfuerzos a reorganizar el doble país, reavivar su economía y reparar los daños sufridos.

Artículo: Silvia Colomé.

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