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30 de septiembre de 2018

''Algunos aspectos del cristianismo ya estaban presentes en el antiguo Egipto''


Doctor y profesor de Historia Antigua y Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid, José Ramón Pérez-Accino dirige un proyecto de investigación en la Necrópolis de Tebas, antigua capital egipcia y actual Luxor, centrado en una tumba en la que se hallaron unas cuarenta momias de mujeres reales. Mañana martes desvelará algunos de sus secretos en el Aula de Cultura de LA VOZ, a partir de las siete y media de la tarde en el Centro de Estudios Universitarios, con libre acceso y sugerente título: 'Egiptología. Más allá de momias, tesoros y maldiciones'.

-¿A qué responde el título?

-A la distorsionada imagen que se tiene del país. Egipto es mucho más que eso. La civilización faraónica duró 3.000 años, que dan para mucho. Cuando los griegos tuvieron algo que decir Egipto ya llevaba 2.500 años contando historias, y algunas de sus tradiciones han sido adoptadas por la cultura occidental a través de Grecia. Nuestras raíces se hunden en Egipto.

-¿Por ejemplo?

-Algunos aspectos centrales del cristianismo como la salvación o la eucaristía ya estaban presentes en la cultura faraónica. La salvación llegaba por parte de Horus, cuyo padre, Osiris, había muerto tras sufrir pasión, y la divinidad se ingería en forma de pan. Y aunque había muchos dioses, todos tenían partes de otros.

-En cambio, Egipto no figura en los libros de texto.

-Las bases de la cultura que identificamos con el mundo grecolatino se forjaron durante la Edad Media y el Renacimiento sobre la base de la Biblia y la Grecia Clásica, las fuentes de conocimiento más antiguas que se tenían entonces. Egipto se veía como algo negro, mágico y maligno de lo que había que huir. Lo que sucedía es que sus textos no se pudieron leer hasta 1822, cuando Champollion descifró el jeroglífico. A partir de entonces empezaron a salir a la luz sus grandes conocimientos filosóficos, arquitectónicos, matemáticos, astronómicos y médicos y su sólida estructura social. Operaban cráneos, y tenían un sistema judicial e incluso de salud.

-¿Qué es lo que más le fascina del antiguo Egipto?

-Su capacidad para mantener un orden social estable y bien organizado durante 3.000 años y su concepción de la vida y la muerte.

-Quienes lo conocen regresan encantados.

-Su patrimonio es riquísimo, y la gente encantadora y muy acogedora. Es amor al primer mordisco.

-¿Es un país seguro?

-El Cairo es mucho más seguro que cualquier ciudad europea. Hay pobreza, no miseria, y ofrece más cosas que el mundo faraónico, como Alejandría o el Mar Rojo. Ahora es un buen momento para visitar Egipto, y encima no es nada caro.

-¿En qué consiste el proyecto que lleva a cabo en el Valle de las Momias Reales?

-Forma parte de la necrópolis de Tebas, la actual Luxor. En 1881 se descubrió allí una tumba con unas cuarenta momias reales de las dinastías XVIII y XIX, en torno al año 1.500 a.c. La tumba también data de esa época, pero las momias no se trasladaron allí hasta unos quinientos años después. Hasta entonces estaban en el cercano Valle de los Reyes.

-¿Por qué las trasladaron?

-Es uno de los objetivos del proyecto. Se pensaba que fue para esconderlas. De hecho se le conoce como El Escondrijo real de Deir el Bahari. Sin embargo estamos en condiciones de argüir que no era ningún escondite, que todo el mundo sabía que las momias reales estaban allí. El traslado podía tener un componente de seguridad, pero había algo más.

-¿Qué más?

-Todavía no se puede contar. El gobierno egipcio nos pide cautela. Lo único que por el momento se puede decir es que escondidas no estaban, lo que supone un cambio de paradigma en la interpretación de la historia de la necrópolis tebana.

-La pregunta es inevitable. ¿Hay alguna tesis sólida que aclare cómo se levantaron las pirámides?

-Lo que está claro es que los trabajadores no eran esclavos. De hecho en Egipto no había esclavitud como tal. La gente que levantó las pirámides estaba encantada de hacerlo, y el trabajo no era mucho más duro que el campo. Teorías hay muchas, algunas plausibles, otras no tanto y muchas imposibles. Las que gozan de mayor aceptación y sentido son las que apuntan a que se hicieron desde dentro mediante rampas interiores que habrían sido tapadas. Demostrarlo implicaría desmontar las pirámides, y afortunadamente nadie está por la labor. Así que hay que esperar a que los avances de la ciencia aclaren el misterio.

Artículo: J. F. Galán.

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