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19 de noviembre de 2017

Antonio Morales: "El trabajo real de un arqueólogo en Egipto es intenso, estresante y vertiginoso".


Es profesor de Egiptología en la Universidad de Alcalá y ha sido docente e investigador durante años en la Universidad Libre de Berlín, en Alemania. Pero Antonio Morales es también un hombre de acción, acostumbrado al trabajo de campo en Egipto. Dirige en Luxor el proyecto Middle Kingdom Theban Project y trabaja como epigrafista y asesor en las excavaciones de Qubbet el-Hawa de la Universidad de Jaén y de la Universidad de Pennsylvania en Abydos. Su colaboración en “La historia secreta de las momias” ha sido clave para descifrar los cartonajes que cubren el cuerpo de Nespamedu, la momia dorada del Museo Arqueológico Nacional.

¿Qué hace especial a Nespamedu, la momia dorada del Museo Arqueológico Nacional?

La momia de Nespamedu llega al Museo Arqueológico Nacional como una donación realizada en 1925 por Don Ignacio Bauer, que la había adquirido en Egipto un poco antes. Tanto el cuerpo momificado de Nespamedu como sus cartonajes decorados y con inscripciones representan un conjunto funerario extraordinario y sin paralelo en las colecciones de nuestro país.

Sin duda alguna, se trata de una fuente importantísima para la reconstrucción de la historia y la sociedad de la época ptolemaica. Y lo que es aún más importante, Nespamedu ocupaba un puesto muy particular en su época, una función realmente influyente, y contar con su momia y cartonajes nos permitirá estudiar en detalle su vida, no sólo en relación a los títulos y cargos que ostentó, que sabremos por las inscripciones, sino también sus hábitos, dieta, salud… que podemos valorar mediante el examen de los restos momificados, huesos, etc.

¿Qué han descubierto en los cartonajes que cubren a Nespamedu?

Las cinco piezas que cubren el cuerpo de Nespamedu están decoradas minuciosamente. Además, la iconografía viene acompañada de textos que detallan aspectos de la vida de este personaje, los cargos que ostentó, las labores que realizó, la institución a la que perteneció y el tipo de vida que debió desarrollar. En concreto, más allá del análisis artístico y estilístico de las bellas escenas funerarias, se pueden estudiar las inscripciones de estos cartonajes, que ofrecen una información determinante para conocer a nuestro personaje: Nespamedu no sólo era sacerdote “puro” y galeno sino que trabajaba en una de las instituciones médicas más importantes del país, el templo de Imhotep el Grande, situado en la zona de la necrópolis de Saqqara, cerca de Menfis.

El conocido Imhotep, constructor de la pirámide escalonada de Djoser, adquirió con el tiempo fama de erudito y terminó recibiendo culto como un dios de la medicina. A su culto e institución se dedicó en vida nuestro personaje, Nespamedu. Sin embargo, un elemento fundamental en el estudio de las inscripciones jeroglíficas de Nespamedu es que su labor de médico aparece vinculada al cuidado del faraón, por lo que podemos decir que nos encontramos ante uno de los galenos personales del monarca ptolemaico bajo cuyo reinado hubiese servido Nespamedu.

¿Hasta qué punto era importante la figura del “médico del faraón” en el antiguo Egipto?


La figura del médico personal de un faraón debía ser muy prestigiosa. No debemos olvidar que el monarca egipcio era considerado, en cierta medida y dependiendo de las épocas, un representante de los dioses en el país del Nilo y, como ellos, estaba dotado de una naturaleza divina y cósmica particular. Además, la medicina en el mundo antiguo –no sólo en el Egipto faraónico– se enfrentaba a los problemas causados por la falta de salud, accidentes y enfermedades siempre desde la combinación del conocimiento científico y el pensamiento religioso y mítico, aplicando no solo la actividad médica sino también el influjo de ensalmos religiosos curativos y protectores.

Tratar a un monarca –a un dios en la tierra– debía requerir de la celebración de ceremonias rituales muy concretas para aproximarse a su persona, tocarle, diagnosticarle o aplicarle un remedio. No en vano Nespamedu, además de ser médico personal del faraón, era sacerdote “puro”, un cargo que se otorgaba a aquellos oficiantes de los templos que trabajaban con objetos o estatuas de los dioses, y a los que se exigía una pureza e higiene extremas.

¿Cómo era la medicina en el Antiguo Egipto?


La medicina en el antiguo Egipto resultaba de la simbiosis del conocimiento tradicional, popular y erudito con el pensamiento mítico y religioso. Los médicos eran sabios galenos que habían adquirido un conocimiento milenario basado en prácticas sanadoras para la comunidad, pero a la vez eran concebidos como ritualistas o hechiceros que podían hacer uso de prácticas mágicas y religiosas para requerir a los dioses el apoyo en la recuperación o curación de un paciente. Toda actividad médica solía estar acompañada de la recitación de ensalmos protectores donde se hacía referencia a una historiola, un relato mítico donde una divinidad demostraba poder superar la adversidad de un accidente, enfermedad o ataque y cuyo conocimiento facilitaba poder mágico y energía positiva al médico y al paciente en la búsqueda de una solución para el problema de salud que tuvieran entre manos.

Trabajar junto al faraón no debía ser nada fácil…


Efectivamente, el monarca era un dios y su vida estaba ritualizada al máximo. Tocarle, hablarle, aproximarse a él o tenerle vigilado durante una enfermedad debía ser una ardua tarea. Cualquier decisión debía depender de sus consejeros, guardianes y teólogos, lo que no debía hacer el trabajo de un sanador nada sencillo.

¿En qué consiste el proyecto Middle Kingdom Theban Project?


El Middle Kingdom Theban Project es un proyecto que se viene desarrollando bajo los auspicios de la Universidad de Alcalá (UAH), donde se ha apostado por los estudios sobre el antiguo Oriente, principalmente Mesopotamia y Egipto, y donde contamos con una expedición arqueológica y epigráfica a Egipto. El proyecto consiste en la excavación, estudio, restauración y publicación de una serie de tumbas del llamado Reino Medio en la necrópolis de Deir el-Bahari, en Tebas (actual ciudad de Luxor).

El Reino Medio es un periodo que se inicia hacia el 2000 a. C. y que da lugar a la etapa clásica y dorada de la cultura faraónica. Las tumbas de la concesión de la Universidad de Alcalá pertenecen a altos cargos de la administración y la corte de ese periodo, incluyendo el visir, el ministro del tesoro, altos miembros del ejército de la época, etc. Estas tumbas ofrecen una amplia información sobre la historia, sociedad, cultura y religión del periodo, y nos permite ahondar más en nuestra comprensión de la sociedad egipcia del II Milenio a. C.

¿Qué han descubierto hasta la fecha?
Hasta la fecha se han excavado dos tumbas de gran monumentalidad y repercusión, las del visir Ipi y el tesorero Henenu. Los complejos de ambas tumbas presentan un complejo de gran tamaño (aprox. 100 x 40 m) y tanto la parte pública como la sección privada de los hipogeos excavados en la roca dan fe de la posición elevada de ambos individuos. Además, tanto la cámara funeraria de Ipi, con su sarcófago en el centro de la sala, como las estelas inscritas con textos históricos y biográficos de Henenu, van a ser de gran ayuda para entender este momento de cambios y consolidación del estado en Egipto.

Además, podría decirse que el gran descubrimiento hasta la fecha ha sido el hallazgo de un depósito cercano a la puerta de la tumba con todos los objetos y material utilizados en la momificación del visir Ipi. El depósito consistía en una sala estrecha y profunda donde se encontraron decenas de ánforas de gran tamaño con vendas, paños, ungüentos, cintas de lino, sudarios que debieron proteger y cubrir al difunto durante el proceso de momificación (que debió durar semanas) e incluso hemos encontrado el corazón momificado del difunto, una cuestión para la que tenemos varias hipótesis pero no una respuesta concreta, debido a lo extraño del caso. Este depósito, a día de hoy, es el conjunto de materiales usados en el proceso –y no desechados o sobrantes– más antiguo descubierto hasta la fecha.

¿Cómo es una tumba real de un alto funcionario egipcio?
La arquitectura, aspecto y estética de las tumbas de los altos cargos del país variaban según las épocas, modas y preferencias personales. Las tumbas de nuestro periodo son hipogeos excavados en la roca, con una zona pública de libre acceso al interior de la misma, pero con otra parte del monumento secreta e íntima donde solamente podía estar el cuerpo del difunto y su ajuar funerario. Los patios eran la zona de aproximación y donde se debían celebrar grandes ceremonias, desde la celebración de su funeral hasta eventos para recordar al difunto y su memoria, y son de un tamaño importante y de un aspecto monumental. Además, las paredes de las tumbas solían estar pintadas o talladas, con escenas de la vida del difunto, su funeral o incluso con referencias a sus logros y comportamiento moral en vida. En el caso de nuestras tumbas, por alguna razón que desconocemos preferían una tumba solemne y sin mucha decoración, aunque usaban estelas exentas que se colocaban a ambos lados de la entrada a la tumba o en el interior, en los dos lados del pasillo principal, para expresar las mismas ideas o temas.

Las excavaciones en Egipto están rodeadas de romanticismo… Pero, ¿cómo es el trabajo real de un arqueólogo?
El trabajo real de un arqueólogo en Egipto es intenso, estresante y vertiginoso, aunque ciertos hallazgos dotan a estas actividades de un halo especial de sorpresa, misterio y profunda admiración por el pasado. Una misión arqueológica en Egipto inicia su trabajo hacia las 5:30 AM con un desayuno rápido y el traslado de materiales y personal al yacimiento. Lo siguiente es pasar lista a los trabajores egipcios dirigidos por su “rais” (director), que prepara junto a los egiptólogos el trabajo de cada día. Hacia media mañana (aprox. 9 AM) se suele realizar un descanso importante para desayunar y que los obreros egipcios repongan fuerzas, y se continua, a veces bajos temperaturas elevadas y un calor sofocante, hasta mediodía.

Tras terminar la jornada de trabajo en el yacimiento se suele almorzar y descansar brevemente, dando paso a una jornada de trabajo de laboratorio importante donde se preparan, revisan y estudian los hallazgos del día, los avances de la jornada, los materiales encontrados, los datos recuperados… y donde se preparan los planes para el trabajo del día siguiente. No debemos olvidar que el gobierno egipcio no permite sacar del país ningún material y los pocos análisis que se puedan hacer (químicos, físicos, cálculos, planimetrías, edafológicos o geológicos, forenses, etc) deben hacerse in situ.

¿Qué otros proyectos está desarrollando en este momento?
Además de la expedición arqueológica y epigráfica de la UAH, ahora mismo estamos estudiando la capilla funeraria y sarcófago de un alto cargo del mismo periodo que el resto de tumbas, cuyo monumento fue descubierto, desmantelado y reconstruido en el Museo de El Cairo. En nuestro yacimiento queda el hipogeo excavado en la roca por los antiguos egipcios, monumento que ya hemos excavado y estudiado, pero aún nos queda examinar la estructura desmantelada por los egiptólogos a finales del siglo XIX que fue traída al museo para su exposición.

Comparar ciertas cuestiones arquitectónicas y decorativas con la construcción original in-situ en la necrópolis de Deir el-Bahari y estudiar en detalle los restos encontrados en el siglo XIX nos ayudará a reconstruir el monumento en su totalidad.

Un profesor Pionero
Usted ha desarrollado parte de su carrera en Alemania… Un país fascinado por la Egiptología… ¿Hay muchas diferencias entre trabajar en España y hacerlo allí?
La Egiptología carece de tradición en nuestras instituciones aunque trata de una materia (los textos, restos arqueológicos y manifestaciones artísticas del mundo faraónico) que atrae a todos los públicos, desde los más pequeños a los adultos más versados y preparados en el estudio de la Antigüedad, la Arqueología o la Filología. Tenemos grandes expertos que están realizando una gran labor en la disciplina, y estudiantes que cada día se forman mejor tanto en el extranjero como en nuestro país, pero aún carecemos de algunos de los recursos más importantes que otros países como Alemania, Inglaterra o Francia tienen, como son grandes bibliotecas y colecciones con las que trabajar.

Para un historiador, un arqueólogo o un filólogo, aparte del trabajo de campo, es importante contar con una biblioteca especializada que permita estudiar, adentrarse en las fuentes, buscar respuestas a los problemas que plantean los descubrimientos arqueológicos, epigráficos, etc. Sin estas bibliotecas o centros especializados no se puede avanzar con la misma intensidad y rigurosidad científica, y es importante que nuestras autoridades académicas, científicas y políticas tengan en cuenta esto para que inviertan en cultura, en docencia, en investigación. La inversión en Humanidades debe mejorarse para que disciplinas que enseñan al ser humano a pensar, a ser crítico con el mundo, a entender el pasado para mejorar el futuro, puedan formar a las futuras generaciones de nuestro país.

Sus cursos de Egiptología y lectura de jeroglíficos en la Universidad de Alcalá atraen a decenas de alumnos… ¿Cuánto tiempo de estudio se necesita para llegar a entender un jeroglífico?
Los cursos de escritura, lengua y literatura egipcia de la UAH están funcionando muy bien, con un alumnado cada vez más interesado, lo que ha permitido que se oferten varios niveles y asignaturas. La escritura jeroglífica atrae por su misterio y secretismo inicial, pero el estudio paulatino de los caracteres, de la gramática y del vocabulario ayudan a leer, traducir y entender las composiciones egipcias. De las varias fases que se compone el egipcio antiguo nos dedicamos al Egipcio Medio o Clásico, que es el sistema de escritura y fase de la lengua clásica que duró casi tres mil años hasta los primeros siglos de nuestra era.

El estudio de los jeroglíficos exige un poco de tiempo, esfuerzo e ilusión, pero en los cursos intentamos contextualizar este aprendizaje de la lengua y la literatura con cuestiones de la historia, la sociedad, la religión o el medio nilótico que eran importantes para los antiguos egipcios y que tuvo su impacto en cómo entendieron sus jeroglíficos y sus composiciones escritas. Normalmente solamente se necesitan algunas semanas para leer los jeroglíficos fundamentales (llamados “monolíteros” por representar un solo sonido fonético) y poder leer algunas palabras compuestas por los mismos, aunque se necesita un curso completo para leer oraciones simples y, al menos, dos o tres años para controlar la gramática y vocabulario con cierta fluidez.

¿Cuál es la primera lección que se da en un curso de jeroglíficos?
En la primera clase del curso de jeroglíficos se suele contextualizar el sistema de escritura, explicar cómo surge y por qué los antiguos egipcios consolidaron este sistema que, a simple vista, no parece tan simple. Pero en realidad lo más importante de la primera clase es que entiendan que los jeroglíficos representan realidades del medio que rodeaba al egipcio, en su ámbito doméstico, en su aldea, en las orillas del Nilo o en las extensiones desérticas donde se construían las necrópolis. Por todo ello, los signos conocidos como jeroglíficos (conocidos por los griegos como “inscripciones sagradas” y por los propios egipcios como “palabras del dios”) llegaron a funcionar no sólo como fonemas sino como semagramas, incorporando el principio semántico a la palabra.

¿Cuál es su mayor reto académico en este momento?
En estos momentos mi mayor reto académico es consolidar el estudio de la Egiptología en la Universidad de Alcalá con una serie de cursos de historia, lengua, literatura y religión egipcias. Esto permitiría a muchos estudiantes realizar sus estudios con rigurosidad, adquiriendo las herramientas, fundamentos y métodos necesarios en el estudio de la historia, la filología y la arqueología para que puedan desarrollar, en Alcalá o en otras universidades españolas y extranjeras, estudios de especialización y futuras investigaciones que aporten y den prestigio a nuestras instituciones y equipos de trabajo.

Este paso me parece fundamental en la configuración de instituciones, bibliotecas y programas que adquieran una tradición por el estudio del fascinante mundo del antiguo Egipto.

Artículo: La historia secreta de las momias .

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