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21 de diciembre de 2021

El faraón "del brazo fuerte", el nombre perdido de Ptolomeo I


Ptolomeo I, fundador de una dinastía que terminaría con la más famosa de las Cleopatras, la VII, como buen faraón, tenía cinco nombres o títulos protocolarios además del de familia, aunque hasta ahora solo se conocían cuatro. Uno tras otro, el conservador del Museu Egipci Luis Manuel Gonzálvez va señalando sobre tres bloques de piedra que ocupan unos tres metros los símbolos que los identifican en escritura jeroglífica, un buitre, una cobra, un halcón (Horus)…: "Grande en poder", "Aquel que toma poder con su fuerza" (no en vano sobrevivió a la dura lucha por la sucesión de Alejandro Magno, de quien fue uno de sus generales, alzándose rey de Egipto el año 305 aC.), "Escogido de Ra, Amado de Amón", "Hijo de Ra" y..., en medio, el hallazgo: "El de brazo fuerte", nombre que aún no se había identificado y que forma parte del descubrimiento de los restos del templo perdido de Ptolomeo en Hut-nesut (actual Sharuna), anunciado hace pocos meses, por parte de la expedición de la Fundación Arqueológica de Jordi Clos y el museo barcelonés junto con la Universidad alemana de Tübingen y el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto.

De documentar este "'grand prix'’", con el que, señala Clos, han entrado en la historia de la egiptología, y de mostrar otros detalles de la excavación del templo, como la reconstrucción exacta en 3D (tras tomar 40.000 fotografías) de diferentes partes del mismo, se ocupa la nueva exposición del Museu Egipci ‘Ptolomeo, faraón de Egipto’, en la que también se profundiza en el reinado de los Ptolomeos (350-30 aC.) gracias a unas 50 piezas de la colección del centro sobre ese periodo.

El templo de Ptolomeo I, que la misión ha averiguado que se llamaba El Palacio Noble del gran Señor y estaba dedicado a Horus y posiblemente a Isis o Hathor, había sido documentado en 1838 por el pintor y egiptólogo Nestor L’Hôte pero después se le perdió el rastro. Hasta que en 1984 algunos campesinos empezaron a hallar restos y, en 2018, la expedición del Egipci, que llevaba excavando en Sharuna desde 2006, halló siete de los 60 grandes sillares de piedra que han recuperado hasta hoy y que formaban parte de la perdida construcción. Habían sido reutilizados por obreros del siglo VI dC para edificar una iglesia copta y que, protegidos de la intemperie y el vandalismo, se habían conservado en perfecto estado, señala el empresario y coleccionistas Jordi Clos.

Ahora, el museo que dirige Maixaixa Taulé expone precisas réplicas a tamaño real de 20 de los bloques originales que permiten apreciar la cornisa superior y las molduras de hasta cuatro hiladas de piedras del templo, que pudo tener hasta 60 metros de perímetro, calcula Gonzálvez, quien recuerda cómo para extraerlas tuvieron que lidiar bombeando y drenando continuamente el agua de la zona, que alcanzaba un metro de profundidad.

Si una parte de la muestra está dedicada a los descubrimientos y la excavación, la otra explica a través de diversas obras el periodo Ptolemaico, una dinastía de faraones de origen extranjero que garantizó tres siglos de prosperidad económica, militar, cultural y social en Egipto, en los que brilló la capital, Alejandría, la "reina del Mediterráneo", se explotó el valle del Nilo y se construyeron templos, uno de ellos el redescubierto en Sharuna.

Entre las piezas, una estela en la que aparece la famosa Cleopatra VII, la última de la dinastía, y tras ella, Ptolomeo XIII o XIV. Cuenta Clos cómo la identificó el doctor Jean Yoyotte durante una visita al museo hace un cuarto de siglo, pues solo una gran reina como ella podía aparecer representada por delante del faraón.

Una imponente estatua del dios Bes (deidad protectora de niños y embarazadas pero también de la música, el sexo y la danza), monedas con la efigie de Ptolomeo I y de Alejandro el Grande, una caja decorada para guardar las vísceras del difunto (en épocas anteriores se conservaban en los vasos canopos), una copia bicentenaria en yeso de la piedra de Rosetta, una máscara funeraria junto a una cubierta de ataúd presidida por el dios chacal Anubis... son algunas de las piezas que forman parte del recorrido. También bellas esculturas desnudas de reinas o diosas, una de ellas, muy probablemente de Arsinoe, hija de Ptolomeo I, sí, "el del brazo fuerte".

Artículo: Anna Abella.

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