Desafió al clero de Amón y al dios que había dirigido a los faraones del Imperio Nuevo hasta los confines de Nubia y Asia. La construcción de varios templos dedicados a Atón en la sede tebana de Amón, significó el comienzo de una tensa y delicada relación con el clero más poderoso de Egipto.
Esta situación enrarecida derivó rápidamente en la necesidad de fundar una ciudad de nueva planta, Akhetaton (Amarna), donde Atón seria el gran protagonista de una aventura religiosa y política sin precedente. En el año 5 de reinado, Akhenaton visitará el emplazamiento elegido y en sendas inscripciones anunciará que edificios y estructuras principales formarían parte de esta nueva ciudad que, en pocos años, pasó a convertirse en el centro neurálgico del Egipto de Atón.
El estudio arqueológico de Amarna (de sus palacios, templos, tumbas, altares y barrios), y de las numerosas representaciones que aparecen en las tumbas privadas, nos aporta una información de incalculable valor. Las cartas de Amarna, Además, nos ayudan a comprender cuál era la situación internacional del momento.
Akhenaton llevaría sus ideas hasta sus últimas consecuencias, radicalizando su posición a partir de la mitad de su reinado. Sin embargo, pocos años después de su muerte, Amarna Quedaría abandonada y desmantelada, y el propio faraón seria objeto de una implacable ''damnatio memoriae''.
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Miércoles 13 de Noviembre de 2013, 17:00 horas. Facultad de Medicina. Av/ Blasco Ibañez, nº 15 (46010, València).
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Instituto Valenciano de Egiptología